Cómo surgió la idea de crear un museo virtual

por Analía Gozzarino

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 Todo comenzó a gestarse hace casi un año atrás, cuando, en plena pandemia, en el encierro de nuestras casas, alguien me compartió la nota periodística de Nicolás Cheetham para el diario Puntal titulada Los Andrew, el Titanic y el Durazno , una historia que aún no termina de escribirse. En la nota, una sobrina nieta de Edgar Andrew de nombre Marianne Dick, brindaba algunos detalles de la corta vida del joven y del hallazgo de su valija varias décadas más tarde. Desde ese momento Nicolás Cheetham y Marianne Dick se embarcaron conmigo en esta historia y gentilmente me apoyaron en la aventura de investigar y reconstruir la vida de Edgar y su triste desenlace. La primera tarea compartida fue organizar, en junio del año 2020, el encuentro virtual entre Marianne y el explorador norteamericano David Concannon responsable de hallar la valija del joven en el fondo del océano Atlántico. Se trató sin dudas de un evento sin precedentes del cual participaron cientos de estudiantes de múltiples instituciones educativas de Río Cuarto, zona e incluso otras provincias. Los meses pasaron pero la comunicación con Marianne y Nicolás no se detuvo. Siempre teníamos algo nuevo vinculado a Edgar de lo que conversar: una foto nueva, un documento histórico nunca antes visto. De repente, fui consciente de que tenía en mi poder fotografías y documentación relacionadas a Edgar que bien podían ser compartidas con el resto de la comunidad. ¿Pero como compartir esos elementos digitales? Quienes me conocen un poco más saben de mi interés por las tecnologías y su aplicación en educación así que me tomé unos días para aprender a hacer una página web y ver su potencial para almacenar allí los archivos y difundirlos luego. Le compartí la idea a Marianne, quien en su rol de Presidente de la Asociación de Museos de la provincia de Córdoba me ofreció su apoyo y asesoramiento. Fue luego el turno de Nicolás quien se sumó al proyecto con el ímpetu y la responsabilidad que lo caracteriza. Hoy me doy cuenta de lo afortunada que fui de poder contar con tan valiosa y desinteresada colaboración. Hoy el Museo Virtual en honor a Edgar Andrew es un hecho. Su historia ha sido revalorizada y se mantendrá vigente de ahora en adelante.